EL ENCUENTRO
I - La charla
Es posible, que en algún momento de nuestra vida, haya acontecido un extraño suceso que de alguna forma, cambiara sensiblemente nuestra percepción global del Universo. Si recordamos, si pudiéramos concentrarnos en aquel instante, contemplaríamos como nos sorprendimos, como osciló el sillón donde nos sentamos, y en el que continuamente aletargamos nuestros sentidos sumergidos en un sueño profundo. Este mantiene una posición rígida y firme ante cualquier evento que pudiera acontecer y salva con ello el aturdimiento en el que nos sumerge. Es cierto, a todos nos sucedió. Ese confortable sillón, un día imprevisiblemente se tambaleó, pero, ¡Oh¡ ¡Sorpresa!, fue tan veloz su movimiento, tan inesperado, que cuando nos fuimos a dar cuenta, de nuevo había retomado a esa posición rígida y firme que nos era familiar, haciéndonos dudar de su desplazamiento y posteriormente incluso negarlo. ¿Lo recuerdas? A mí también me pasó. En realidad he de decir, que mi sillón se ha deslizado varias veces durante el transcurso de mi vida, una vez incluso estuvo a punto de derribarme y... antes de continuar me gustaría decirte que no creo en el azar, todo tiene un fundamento, una causa. Por esa ley tienes en estos momentos este librito. Pero lo más maravilloso de todo esto, es que sólo de ti depende, el que lo leas, o simplemente te olvides de el.
II - El paseo
Bien, si has decidido leerlo, comenzaré la narración. Prometo sumergirte en aquella sublime experiencia que transformó mi vida para siempre.
Sucedió una mañana de Invierno. ¡Si! lo recuerdo perfectamente, transcurría el primer mes del año y aún podía respirarse ese aire entrañable que suele dejarnos la Navidad. Todavía podían verse algunas cajas de juguetes arrinconadas por los pasillos y aún anidaba en algunas personas ese espíritu amigo que en esas fiestas acude desde el infinito a nuestro corazón, con la esperanza de penetrar y morar en él. ( Que tristeza, casi siempre ha de marchar con la certidumbre puesta en otra fecha) . Bien, como decía corría el mes de enero, había decidido marchar al campo aprovechando unos días de vacaciones. Preparé la mochila, la guitarra, algunos cuadernillos y emprendí camino al lugar en el que me aguardaba la aventura que te cuento y que creo todo ser humano consciente o inconscientemente, sueña que la vida un día pueda ofrecerle.
Aquella mañana desperté temprano, tomé un buen desayuno y preparé un bocata pues me disponía a hacer una excursión que me llevaría a una ermita deshabitada que se hallaba en el repecho de un monte cercano. Tomé un camino paralelo a la ladera de un riachuelo que pasaba cerca de casa y comencé a andar. La temperatura era agradable, caminaba tranquilo, respirando ese aroma tan especial que las plantas exhalan a nuestro paso. Nada perturbaba el silencio y la tranquilidad del lugar, cuando de repente escuché un sonido, y sentí como si alguien pronunciara mi nombre. Detuve mi andar sorprendido, pues no esperaba encontrar a nadie por aquella zona. Dirigí la vista hacia el lugar de donde el sonido provenía, pero no hallé a nadie. Pensé que posiblemente aquello habría sido el canto de algún pajarillo por lo que de nuevo comencé a caminar. Para mi asombro, cuando aún no había dado dos pasos volví a escucharlo. Esta vez no solo miré, sino que anduve la zona buscando a la persona que pudiera haberlo emitido. ¡Nada¡ en aquel lugar no había nadie, excepto los animalillos propios del campo, los pajarillos y un servidor. Aquello era desconcertante, no sabía que pensar cuando justo en aquel momento alguien volvió a pronunciar mi nombre. Me encontraba desconcertado., me pellizqué la cabeza, algo raro ocurría por ella. Presentí que alguien muy cerca de donde me encontraba, solicitaba mi ayuda. ¡Cielos¡ ¿Qué es lo que está pasando?. Volví a pensar... No hables más contigo mismo, y por favor y escúchame... Aquello, se escapaba a mi imaginación. Alguien capaz de escuchar mis pensamientos se encontraba cerca, muy cerca de mí, y se comunicaba de forma distinta a lo habitual. No había palabras, sino pensamientos que llegaban a mi mente con la claridad de una orquesta sinfónica. Sentí mucho miedo y quise correr, pero mis piernas no me respondían . Como una estatua permanecí en aquel lugar, (que ya no era el sitio tranquilo y sosegado) sentía los latidos de mi corazón y noté como estos si que eran rápidos. Pensé que este había asumido como propia la orden dada a mis piernas.
III - El encuentro
¡Hola! ¿Sabes quien soy?
Miré al árbol cercano. Por un momento pensé que era él quien hablaba. ¡Ya¡. ¡Veo que aún no lo sabes¡ Estás observando al abeto, y ese no soy yo. Pero te aseguro que miras en la dirección correcta. ¡Acércate un poco más y me veras. Me encuentro justo en la rama que queda a tu derecha... Conforme esa voz misteriosa hablaba, noté que mi cuerpo y mi mente se tranquilizaban. Me acerqué y mi corazón comenzó a palpitar sin poder hacer nada por detener su carrera. No podía ser, aquello que daba saltos era... Me pellizqué la cabeza, cogí mi dedo índice e intente estirarlo. No, aquello no era un sueño. ¡¡¡Una gota de agua!!!¡.... ¡Por fin¡ Creí que nunca te darías cuenta. Por favor ¡ayúdame¡ No podía dar crédito a lo que estaba pasando. Aturdido, nervioso, asustado, confundido. Mil calificativos sobre el estado emocional en el que me encontraba en esos momentos y aún así, nunca podría definirlo. No podía articular palabras. Sentía como todo mi cuerpo se convulsionaba. Sin embargo me encontré de forma sorprendente comunicándome con aquella Gota de agua. ¡Dios! ¿Qué me pasa? ¿Sueño o de verdad, eres real?... ¡Por favor ¡ deja ya hablar y atiéndeme. ¡Pero¡ ¿Quien eres y que es lo que quieres? Contesté utilizando de forma espontanea, ese nuevo lenguaje que descubría como más amplio y claro. ¿Que me está pasando?... Ciertamente, será un poco complicado explicártelo. Por ello quiero pedirte que en este espacio de tiempo que vamos a dedicarnos, habrás tu corazón y mires directamente al Sol, pues en el momento que no lo hagas, sólo veras tu sombra y yo ya no estaré. Me encuentro aquí, porque aún sin saberlo, me has llamado. La canción que alienta silenciosamente en tu corazón ha penetrado en mi. Has elevado tu sueño al cielo y este se ha abierto. Pero... ¿Quién eres? acerté a preguntar... Lo dijiste antes, soy, una gota de agua. Bueno... también soy lo Real... ¿ Lo real? ¿ Y eso que significa?... Si abrieras realmente tus ojos verías tu imagen en mi y sabrías que lo Real eres tú... ¿ Lo Real yo? Cada vez, me encontraba más confundido. ¿Que es lo que deseas?.... acerté a preguntar. Quiero que sientas la Verdad... ¿ La verdad? ¿Que verdad?... Haces preguntas cuyas respuestas no podrías entender. Sería como entregarte un microscopio para que vieses las estrellas. Tan sólo puedo decirte que la Verdad no puede medirse con palabras finitas ni sondearse con una mente limitada. Se encuentra más allá de los sentidos y de los sueños. Es como una estrella lejana, que solo puedes ver cuando su luz te alcanza o sentir cuando sus rayos penetran bajo tu piel, pero no podemos alcanzarla, es ella la penetra en nosotros. Tú tan sólo cierra los ojos, miras hacia el cielo y espera que su luz plácidamente llegue a ti y no preguntes a nadie sobre la Verdad, porque nadie podrá responderte. Yo tan solo puedo decirte que esta se encuentra en lo más profundo de ti. ¿En lo más profundo de mí? La canción que alienta silenciosamente en tu corazón, es la Voz de la Vida y cuando la descubras, cuando puedas escucharla, podremos adentraremos en ella... Aún sigo sin comprender... Creo que me estas escuchando con tu mente. Tus ojos miran directamente a la gota y tus oídos sólo aciertan a escuchar palabras. Si de veras quieres entender tendrás que mirar directamente al Sol, para que los rayos de este penetren por tus ojos, lleguen a tu mente, salgan por tus oídos y aniden en mi corazón... Conforme la gota hablaba, sentía como algo en mi interior se transformaba. Lo evidente tomaba posición. ¿Cómo podía estar tan lejos del cielo, cuando este lo sentía tan cerca? El riachuelo seguía su curso buscando el mar. La oscuridad, daba paso plácidamente a la luz que asomaba por el horizonte. La sinfonía de la vida comenzaba y yo me encontraba sentado en el parco principal. Desde hacía tiempo me hacía un montón de preguntas, y en esos momentos, presentí que había alguien ante mí que podría contestarlas. ¡Quizás por fin podría conocer el sentido de la vida! Tus sentimientos están flotando, comienzas a entender con tu corazón, pero sigues analizando con tu mente. ¿Pretendes poseer el conocimiento, como consigues un helado? ¿Acaso piensas que puedes reclamar la Verdad? . La Verdad sólo puede llegar a ti, mediante tu entrega. Esta no se adquiere en el mercado, ni se compra en el rastro ni en la bolsa. La Verdad llega a ti mediante tu donación, tienes que darte a la Vida y recibirás la vida... ¿ Acaso me estas diciendo, algo así como que tengo que dar para recibir? En alguna ocasión lo intenté, más siempre descubría una utilidad detrás. Dar con el corazón tampoco es fácil . Los sentimientos tampoco puede comprarse en el supermercado... ¿Amas a una mujer verdad? ¿ Recuerdas cuando la conociste? ¿Recuerdas su sonrisa, su mirada, su forma de andar? ¿ Recuerdas? ..... Te enamoraste y cambiaste de circulo apenas sin darte cuenta. Tu mundo se iluminó y sin embargo ella apenas si se había fijado en ti. Tu por tu parte, te dormías pensando en ella y luego la soñabas. Te dijiste a ti mismo que harías todo lo posible e imposible para conquistarla. Durante un tiempo, renunciaste a todo aquello que pudiera de alguna forma obstaculizar tu sueño. Al fin, un día ella volvió la cara, te miró y sonrío. Tu sueño ya no era un sueño. Una vela tiene potencialmente todas las posibilidades de dar Luz, más si no la enciendes terminará fundiéndose con la tierra y su existencia no habrá tenido sentido. Quieres decir que... Quiero decir que lo importante es mirar al cielo y ver que ayá arriba esta el Sol y que este calienta cuando tienes frío. No puedes permanecer en el interior de la cueva esperando que sus rayos penetren en ella y te den calor. Has de salir fuera, abrir tus brazos y recibirlos. Siempre que estés allí, el Sol te alumbrará. Pero bien sabes que el atardecer llega, y el Sol se oculta. Tendrás que permanecer toda una noche sin su calor, pero has de sacar fuerza, tienes que decirte, que aunque sus rayos no te iluminen, aunque no puedas verlo, Él esta aya arriba, tan sólo y mientras amanece, tu tienes que hacer tu propio fuego para no helarte, y en la mañana, cuando de nuevo mires al Sol y este caliente tu cuerpo, dar las gracias y continuar tu camino. Los sentimientos, la belleza, la dulce canción se encuentra en lo más intimo de tu corazón, en cualquier momento de la vida puede manifestarse tan sólo tienes que tener los ojos abiertos para percibirlo. Posteriormente de tu cuidado depende, el que de forma determinante aniden y formen parte de ti. Cuando escuches la dulce canción, abandona cuanto estés haciendo, fúndete con ella, aunque ello te conlleve a la renuncia de un sueño terreno, canta, canta y sé canción. Más es importante que siempre, en todo momento, seas consciente de que eres habitante de la Tierra y aquí en este planeta EL AMANECER Y EL ATARDECER ES LEY...
V- La experiencia
Después de estas palabras se hizo un profundo silencio, sentí por unos instantes que sentimientos sublimes invadían mi cuerpo y me hacían volar por los cielos, pude notar en mi corazón una apertura y un sentimiento de amor hacia todo cuanto me rodeaba y supe que me hallaba en el país de la dulce canción. ¡ Oh Dios ¡ Había conocido el Corazón de la Vida. Me había sentido uno con el árbol y con la hoja caída del mismo. Había cantado con él arrollo y con el pájaro, acariciado al mineral y a la tierra. Había amado. Suavemente fui posado en tierra firme y una brisa suave acarició mis mejillas.
VI - La soledad
Me encontré de nuevo en casa, había experimentado una experiencia distinta a todas cuanto hasta entonces la vida me había ofrecido. Aún sentía dentro de mí la sensación del vuelo eterno, pero me encontraba en tierra, en casa, y de nuevo surgían preguntas en mi mente que no tenían respuestas. Emprendí mi búsqueda. Caminé esperando reencontrarme con aquella Gota que un día había aparecido en mi vida y me había mostrado un nuevo horizonte. Conocí todo tipo de gentes. Leía todo cuanto caía en mis manos. pero pasaban los días, los meses e incluso los años sin apenas darme cuenta que cada día me alejaba más de ella. Poco a poco fui retomando a mis antiguas actividades, mis inquietudes, mis deseos volvían a ser los de siempre. En ocasiones recordaba e incluso hacía comentarios de aquella experiencia, que poco a poco mi mente había ido asumiendo como una creación propia. Había perdido tanta fuerza, que los que escuchaban la historia ya no sentían las mismas vibraciones que los primeros amigos a los que había acudido en aquel tiempo, cuando todo era nítido. Me había sumergido por completo en él circulo común, y mis deseos se habían transformado. Como casi todos, aspiraba en líneas generales a una vida cómoda y placentera y buscaba la felicidad a orillas del río Mundo. Y sin embargo, pese a que la vida me daba todo cuanto un hombre puede pedir, me sentía insatisfecho y en ocasiones añoraba aquella gota que percibía me esperaba justo, a la otra orilla. Recordé aquella frase... Una vela tiene potencialmente todas las posibilidades de dar luz, más si la llama no le llega desde el exterior nunca podrá encenderse y terminará fundiéndose con la tierra, más si la llama llega, y se encontrara la vela mojada, tampoco esta se encendería e igualmente terminaría fundiéndose con la tierra.
VIII - El reencuentro
Me hallaba desorientado, e intentaba hallar una respuesta que me ayudara a reencontrarme. Un día apenas sin darme cuenta comencé a escribir esta historia y supe que de nuevo la Gota se encontraba cerca de mí y me decía.
Estoy contigo, aún tu vela puede encenderse. Emprendiste caminos en pos de mí y no me encontraste. ¿No entendiste? No puedes alcanzar la Luz, Ella llega a ti. Tu tan solo mantén abiertos tus brazos. Todo es más sencillo de lo que imaginas, la Dulce Canción no se encuentra en los libros, ni en los salones ni siquiera en la soledad de la montaña, presta atención y podrás oírla dentro de tu corazón y en el corazón de tu hermano y de tu amigo y de tu perro, la Dulce Canción se encuentra donde esta la Vida y la Vida donde reside el Amor.
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